miércoles, 17 de septiembre de 2014

Algo de CF española

Comentaré en esta entrada algunos títulos de ciencia ficción escrita por autores españoles, sean antiguos o recientes, de novela o cuento, sin ánimo de ser exhaustivo ni completo, ni siquiera panorámico. Es posible que entre estas obras se encuentren algunas de las mejores novelas de ciencia ficción española; si bien también lo son algunas que no aparecen aquí, y no pretendo establecer tal ranking, siempre personal. Iré de más reciente a menos. Los títulos son:

- Con otros ojos, Fabián Plaza Miranda, 2011                               
- Ciudad sin estrellas, Montse de Paz, 2011
- El dragón estelar, Víctor Conde, 2007                     
- Las fuentes perdidas, José Antonio Cotrina, 2003    
- Estado crepuscular, Javier Negrete, 2003            
- 6, Daniel Mares, 2003   
- El señor de la rueda, Gabriel Bermúdez Castillo, 2003 (1979)
- El país del pasado, Gabriel Bermúdez Castillo, 2003
- Nueva Lisboa, José Antonio Millán, 1995
- Temblor, Rosa Montero, 1990
- Lo mejor de la ciencia ficción española, Domingo Santos (editor), 1982

Plaza Miranda, Fabián, Con otros ojos, ed. AJEC, Granada, 2011.

Cuando miraba por internet algo de la editorial AJEC para preparar esta entrada, me he encontrado con que cerró en 2012 y que lo hizo de mala manera. En algunos blogs podemos ver la cara y la cruz del cierre. Solo diré que para los lectores siempre es una pena el cierre de editoriales. 
Respecto al libro, debo decir que me ha parecido una obra primeriza en la que se juntan aciertos y errores. Me han gustado un par de cosas y me ha chirriado otro par. En primer lugar, la base de ciencia ficción (a saber: el uso generalizado de la telepatía obtenida mediante la implantación de unos nanos transmisores y receptores en el cerebro) sirve para sustentar una novela negra-policíaca. El protagonista, Raimón Wang, es un policía cuya misión es resolver un asesinato. En tiempos de tepé (telepatía), los asesinatos y demás crímenes se resuelven en segundos: basta con que un policía autorizado, como nuestro protagonista, rastree la mente de los sospechosos, sus recuerdos, para dar con el culpable. Pero en este caso no es así. No aclararé el final; solo diré que el argumento recuerda muchísimo al guion de Scott Franck y Jon Cohen para la película Minority Report, del año 2002, dirigida por Spielverg (no hablo del relato de Dick porque no lo he leído, sino del guion). Al escritor se le preguntó por Philip K. Dick en esta entrevista (segunda pregunta) pero no aclaró ese aspecto... Retomando: una base de ciencia ficción sustenta una historia policiaca, y ahí entramos en conflicto de géneros. Es decir, al que no le guste la novela negra-policiaca, no le acabará de satisfacer esta novela, que es lo que me ha pasado a mí. Al que le guste ese género, supongo que le gustará más. En todo caso, es un matrimonio habitual, pero para mi gusto, fallido. El autor dice que en realidad tampoco es una novela detectivesca, sino que plantea al lector "temas controvertidos sin notar la maniobra". Bueno, yo creo que sí se nota la maniobra, y mucho, porque esos temas los introduce abiertamente en la novela como fuente de conflicto para los personajes y la sociedad. Eso no es sutil, precisamente. 
También me chocan los diálogos: entre personajes que se acaban de conocer se utiliza una familiaridad al hablar que yo encuentro excesiva. Por ejemplo, en la página 105 el policía, entre los treinta y los cuarenta años, interroga al principal sospechoso, importante político y ejecutivo cincuentón o sesentón, por primera vez. Leemos: Le digo que antes querría hacerle unas preguntas. Me dice que eso es una chorrada [...] -Pues trátala como una investigación privada, carajo. A ver, pregunta de una vez. [...] -Yo qué sé. Mira, hijo, la única relación que tuve con ese loco fue un pequeño micado en el que me estuvo soltando sus tonterías apocalípticas. Ya fui bastante amable escuchando sus chorradas. En la página 166-167 Wang habla con la viuda del asesinado por segunda o tercera vez. Han salido a cenar una vez, pero no son amantes ni amigos: -No te hagas la tonta, por favor [...] -Estás siendo un maleducado. -Déjate de chorradas [...] -¿De qué cojones hablas? [...] ¡Así que habla claro, joder! El diálogo es, en el mejor de los casos, teatral: requiere actuación para ser verosímil. Yo creo que en una novela conviene dar nota de indicaciones referentes al movimiento de los personajes y su estado de ánimo, porque si no, se ve forzado.
Por último, más allá de minucias, hay muestras del gran fallo en literatura, que es la pérdida de coherencia interna, la contradicción entre lo que se dice antes y después. Página 10: Tengo que caminar durante al menos veinte minutos. Una eternidad. [...] La alternativa es usar mi coche. Pero corría el mismo riesgo de desguace y yo considero una molestia tener que estar pendiente de él.
Página 73: Yo acompaño a Diana y Sol a buscar su coche. Son así. Utilizan coche incluso para desplazarse en ciudad. Es una de las múltiples afectaciones que tienen mis amigos. La mayoría de la gente preferiría ahorrarse los gastos de aparcamientos e impuestos y usar los mags, que te llevan casi a donde sea. Puerta a puerta. O haría como yo y usaría coches de alquiler.
¿Tiene coche o no? A mí esto me recuerda a lo del burro de Sancho Panza; pero el siglo XXI no es inicios del XVII y Fabián Plaza no es Cervantes (no lo es nadie, de hecho). Este error, la incoherencia, es grave.
Por último, la inclusión de los shars es magnífica. Es una comunidad de gente cuya mente está constantemente abierta a los demás, compartiendo todo conocimiento, recuerdo y experiencia, anulando su personalidad para sumarse a la global, identificándose con un único nombre todos y cada uno de ellos: Noa Nunc (¿anagrama de Nunca No?). Es un añadido genial que creo, en mi humilde opinión, que es una línea temática original y que puede dar mucho juego, no necesariamente con planteamiento policiaco. Me recordó a un cuento de Silverberg: Nave-hermana, Estrella-hermana, incluido en Juegos de Capricornio, 1979.
La portada del libro merece un vistazo detenido. Es muy buena.

De Paz, Montse, Ciudad sin estrellas, ed. Minotauro, Barcelona, 2011.

Aunque la leí hace tiempo, la recuerdo con agrado. La novela trata sobre un chico, Perseo Stone, ciudadano de la inmensa Ziénaga, urbe subterránea de la que nadie sale por miedo, desconocimiento y prohibición. La madre de Perseo salió y contagió a su hijo el deseo de libertad antes de que la atraparan y encerraran. El chico quiere salir también a ver las estrellas, lo cual acabará haciendo...
Es una novela de desarrollo lineal, escrita en un estilo sencillo y con pocos personajes fieles a su papel. Se lee con facilidad y deja buen recuerdo. Los personajes, eso sí, son algo planos y esquemáticos, y me pareció detectar un cierto poso a novela rosa en las descripciones y en la historia de amor entre Perseo y Amanda, la dueña de un lujoso burdel al que acuden el protagonista y sus amigos. Esto, que en otras manos sería más bien zafio o bajuno, aquí da pie a un romance un tanto a lo Pretty Woman, aunque la rica es ella. Los toques rosas a la CF no molestan si se usan moderadamente, como lo hace esta autora o, por poner el ejemplo más conocido, Catherine Asaro, en sus dos libros traducidos al español: Rosa Cuántica e Inversión primaria.
A juzgar por sus ediciones y que ha salido en bolsillo, parece que ha tenido éxito. La sencillez, en este caso, ha dado su fruto. Para mi gusto, es demasiado sencillita, casi como si fuera, además de algo rosa, juvenil. En fin. Pero ya dije que se lee bien y deja buen sabor de boca.

Conde, Víctor, El dragón estelar, ed. Timun Mas, Barcelona, 2007.

Podría pertenecer a la saga de Las crónicas de Riddick, de la cual ha tomado uno de sus personajes principales, Erik Draven, que se corresponde al personaje interpretado por el actor Vin Diesel; ha tomado también a los malos: los necrógagos, llamados en la novela los "quimerianos". También aparecen "elementales". El argumento general es muy parecido al de la segunda película de la saga Riddick: el solitario Erik Draven busca vengarse de los quimerianos por motivos personales, no porque estos se estén adueñando del universo. Casualmente, se unirá a la capitana Ronin Telser, varada en un extraño planeta, Furiony (en la peli, Riddick era un "furiano"). La capitana y su tripulación han descubierto en ese planeta unas extrañas "tecnoentelequias" (genial esa palabra, original de Conde por lo que parece) relacionadas con antiguas divinidades élficas, y eso atrae la atención de la Quimera...
Riddick, por GNRforever
La primera parte de la novela bulle en acción continua: espionaje, luchas, huidas, exploraciones, misterios, mutaciones, raptos... La segunda parte, más original, introduce la sociedad legendaria de las Damas dragón, aladas, en lucha secular con los quimerianos.

La novela resulta muy entretenida, ágil y banal, pero divertida. Muy atinado el cambio de ritmo, personajes y ambientación de la segunda parte, ya que si no, corría el riesgo de cansar. Se lee bien (o se leería: está descatalogada) pese (o porque) a ir dirigida a adultos jóvenes. De hecho, la mezcla de Riddick con elfos y enanos además de parafernalia varia de ciencia ficción se acerca peligrosamente a un totum revolutum en el que, afortunadamente, no se ahonda.


Cotrina, José Antonio, Las fuentes perdidas, ed. La Factoría de Ideas, Madrid, 2003.

Magnífico ejemplar cazado en una de las primeras (quizá la pirmera) liquidaciones de esta editorial a un precio que era como un tercio del original.
Incluyo aquí esta novela porque se publicó en una editorial de CF y porque la considero muy buena; si bien, estrictamente hablando, entra más bien en el género de la fantasía, como se puede deducir leyendo la sinopsis de su argumento: un grupo de aventureros en busca de las legendarias Fuentes Perdidas, las fuentes que conceden deseos a los que beben de sus aguas...
El protagonismo corre a cuenta del antihéroe Delano Gris, importante aporte cómico a una historia que recuerdo trepidante, divertida, sorprendente, enganchante y alucinante. Buena, buenísima, repleta de grandes ideas, como las Casas Iguales, que transportan de una ciudad a otra y otra; el espacio donde dejar las mochilas, etc. Qué pena que la leyera hace tantos años y se me haya olvidado mucho, porque merecería la pena releerla. Lo haré no tardando mucho.
Es triste que se halle descatalogada porque, sinceramente, creo que la trayectoria de este autor ha ido de más a menos. Después de este libro leí La casa de la Colina Negra, que también me gustó, pero menos, y que se adentra decididamente en terreno juvenil. Y por último, su trilogía El ciclo de la Luna Roja, que no recomiendo a ningún mayor de 15 años y cuyo final se hace, lamento decirlo, sumamente pesado. En fin. Aunque para mí constituya una pérdida, supongo que a esa inmensa minoría de lectores adolescentes, de la que yo formé parte en su momento, les hará felices contar con autor de esa talla.
Yo recomiendo a todo el que pueda, que lea Las fuentes perdidas. Creo que es de las mejores novelas de fantasía española de todos los tiempos.

Negrete, Javier, Estado crepuscular, ed. Pulp, Madrid, 2003

Corte cómico para una novelita sin pretensiones, bastante divertida, que leí este verano en la playa y que me gustó mucho. El protagonista David Milar se hace pasar por su padre, un afamado psicólogo, para ganar dinero en un trabajo que consiste en tratar al ordenador con personalidad de una de las razas alienígenas con las que el hombre tiene contacto: los Kghasatshu. Milar descubrirá una trama que pretendía acabar con la raza y desatar una guerra de especies. Bueno, ya digo que es una novela sin pretensiones pero que cumple a la perfección su papel de entretener y divertir.
El libro lo tengo, por cierto, dedicado por su autor a otro: a Pallarés, que parece que se deshizo de parte de su biblioteca y parte ha caído en mis manos, que me dedico a recorrer librerías de viejo y de libros de segunda mano y saldos. Gracias a ambos: a Negrete por escribir y a Pallarés por desprenderse de libros como este (Pallarés también escribe, pero me temo que no he leído nada suyo).

Mares, Daniel, 6, ed. Pulp, Madrid, 2003

Una casa de juegos repleta de niños que no crecen nunca y que son atendidos por máquinas. No hay entre ellos ni un adulto. Ese es el plantemiento del relato. Los interrogantes se van resolviendo poco a poco en una prosa con estilo de cuento narrado a la antigua y en tiempo presente, lo cual acrecienta la intriga. Al final todo adquirirá sentido lógico, pero lo mejor es dejarse llevar por el cuento, no muy largo. Una obrita muy buena, muy interesante, original y atractiva, memorable y recomendable.

Bermúdez, Gabriel, El señor de la rueda, ed. Pulp, Madrid, 2003 (1979)

Todo un clásico del año 1979 que la editorial Pulp, en su colección Gotas, la que aquí reseño, rescató en 2003. Se comenta en internet como una novela de culto. Yo todavía no sé qué se quiere decir exactamente con esa etiqueta, así que comentaré sin más. La novela es muy original y, ciertamente, su mayor mérito, como dice Alfredo Lara López en el prólogo, consiste en que el mundo de la novela aguante sus más de doscientas páginas "sin descomponerse como chatarra". No recuerdo detalles concretos, porque la leí hace mucho; pero sí la ambientación, en un mundo lleno de carreteras donde la gente vive en castillos rodantes atentida por robots sirvientes y dedicándose a mantener justas, torneos y enfrentamientos entre ellos. Es decir, una mezcla imposible de feudalismo y "road movie", si es que tal híbrido es posible. Además, los tratamientos de cortesía y costumbres son de tipo medievalista, con "majestad", "mi señor", "dama", "vos", etc. Los caballeros pelean empleando sus castillos como caballos de batalla y pueden ganar o perder habitaciones, y honores en forma de puntos, creo recordar. Yo la leí con sorpresa y admiración por el hecho de que eso se sostuviera. El prólogo, repito, lo resume muy bien. Sin duda, sacar adelante un hijo así tiene mucho mérito.
He encontrado esta curiosa reedición con un insólito "booktrailer" con presentadora en esta página, por si a alguien le interesa, aunque sea por raro. Parece que todo lo que rodea a este libro es sorprendente.

Bermúdez Castillo, Gabriel, El país del pasado, ed. B, Barcelona, 2003.

Decía al hablar de Ciudad sin estrellas que añadir unos toques rosas a la CF no va mal. Va peor si se echa más de la cuenta, que es lo que parece que ha ocurrido en esta ocasión.
La historia comienza con unos extraterrestres humanoides, los briander, varados en un planeta hostil a la espera de reemprender su viaje interminable por el espacio profundo. El planeta hostil envía enormes y extraños seres carnívoros, de hasta un kilómetro de alto, a la caza de los recién llegados, además de otros entes amenazantes en forma de nubes y animales más comunes. Esta parte inicial no está mal. Se encuentra claramente inspirada en El reino de la noche, de William Hope Hodgson, ese clásico semiolvidado, al que debe incluso el título (El país de la noche en otras ediciones). Lo recuerda no solo por los monstruos, la energía menguante y el título, sino también por su final y, si no recuerdo mal, incluso por el modo de titular los capítulos...
A ese planeta va a parar una humana, la cual se enamora de un guerrero, hecho que desata un frenesí de ciencia ficción rosa en la que abundan menciones al maravilloso cuerpo de Fairel, el guerrero que la recoge; de ella, Noor Dawidum, de grandes pechos (esto también se menciona como un centenar de veces), de cómo se buscan, se miran, se acarician, se besan, se lamen, se [...] de distintas formas (donde yo pongo [...] en la novela se pone todo, incluidas las distintas formas). Noor introduce la moda de los zapatos de tacón y la minifalda entre las mujeres briander, algo que se describe profusamente, así como los tipos de tejido y adornos de las telas. Y poco más. El tiempo pasa entre jugueteos amorosos mientras -y esto es lo mejor de la novela- se rememora el pasado de Noor en forma de flashbacks; un pasado que constituye una sólida historia en la que nos encontramos con el mejor Gabriel Bermúdez Castillo. Desgraciadamente, la vuelta al presente es decepcionante. El picante aumenta hasta límites insoportables. Leemos en la página 216: Sintió entre las piernas el dulce calor del semen del guerrero. Ya leímos eso, muy parecido, en Muero por dentro, de Silverberg, y si en los setenta ya era malo, en los dosmiles es inadmisible.
Desde luego, mejor nos quedamos con los relatos anteriores de este autor, el cuento y la novela citados (Cuestión de oportunidades y El señor de la rueda). No se entiende cómo un escritor tan afamado cae al nivel de una novela semirrosa (semierótica, me atrevo a añadir) con préstamos ajenos. Habrá que leer lo del planeta Wu-Wuei a ver si así hallamos las esencias perdidas.

 Millán, José Antonio, Nueva Lisboa, ed. Alfaguara, Madrid, 1995.

Su argumento es el siguiente: (1) La humanidad no habita ya físicamente la Tierra; cada uno se ha refugiado en sus propios sueños - el Pacto- en una especie de realidad virtual individual. Un hombre emerge de su sueño con la idea de devolver a la humanidad en su conjunto, la sociedad de la Orla, a una realidad compartida. Para ello deberá contar con el guardián del sistema, La Memoria, la cual le va enredando en sus historias encadenadas al modo de Scheherezade. La primera (2) es la del recorrido que efectúa el último hombre despierto (en un cuerpo virtual de metal: un heterómata) por el mundo para encontrar otro hombre. Halla una nave antíquisima con su piloto, el cual le cuenta (3) cómo llegó a ser rey del planeta Altan por accidente. Esta es una tediosa ocupación de la que solo le distrae la lectura en voz alta que le hacen de los numerosos volúmenes de la biblioteca real. En uno de ellos se narra (4) la historia de Sonia, médica rusa que decide entrar a Nueva Lisboa, un espacio de realidad virtual (Holocampo) dedicado al ocio donde jugará el papel de una involuntaria correo en la recreada Lisboa de 1954. Sonia descubrirá que la realidad virtual del Juego no se usa solo para jugar, sino que también sirve como cárcel o campo de concentración para presos políticos. Uno de ellos, Cyril, le cuenta sus vivencias. La pobre Sonia comprueba, horrorizada, que también se encuentra atrapada en la realidad virtual de Nueva Lisboa. Para distraerse, se pone a ver la película Noria de carne (5).
Esta parte es asombrosa e increíblemente parecida a la película Atrapado en el tiempo, de 1993. Lo reconoce Millán, que dice que entonces no había visto la película. En este capítulo del libro, el IV, las diferentes historias (o niveles de metaficción) aparecen a veces seguidos en párrafos muy cortos. En la historia de la película, es F. el que queda atrapado en un día, un martes. Intenta una salida a su aburrimiento desesperado contactando con el escritor M***, uno de sus autores favoritos, para que le entretenga haciéndole avanzar en su nueva novela, la cual irán desarrollando entre los dos. Esta es la historia número 6, de la cual se ofrecen unos cinco finales diferentes. A partir de este punto se van resolviendo todas las historias, no sin extraños y deslumbrantes coletazos finales.
Yo diría, como el propio autor en su web, que esta novela ha pasado bastante inadvertida pese a formar parte de la mejor CF española que pueda leerse. Millán aduce algunas razones de este olvido, destacando la siguiente: era una novela claramente de "ciencia-ficción", y al tiempo notablemente posmoderna, lo que quiere decir que planteaba numerosos problemas a la crítica al uso: el primero, tal vez, y sencillamente, entenderla. También dice que la realidad virtual aún no se conocía en nuestro pais y que en eso ayudó la peli de Matrix, posterior. De acuerdo. Yo añadiría que la editorial Alfaguara no es la más adecuada para publicar CF, ya que no es lo que esperan sus lectores. Por otra parte, el título y la portada tampoco dan pistas sobre el contenido. Quizá un subtítulo aclarando su género habría ayudado y atraído a aficionados a la ciencia ficción.
Me in  Matrix vision, Aduece
La novela en sí es magnífica, soberbia, sobresaliente. No es especialmente difícil de entender, me parece a mí; pero sí exige un lector capaz de adentrarse en una historia que esta contenida en otra que está en otra, etc. sin perderse. Llega a haber hasta seis historias superpuestas. José Antonio Millán lo denomina, en una sencillita frase: La mise en abyme iterada como procedimiento del rapto del yo. Siguiendo esa misma claridad expositiva, podríamos llamarlo "recursividad intrametaficcional alienadora". Bromas aparte, es un magnífico conjunto de narraciones escrito a medias entre la manera clásica y la fragmentación, además de los juegos narrativos con el narrador, la acción y, sobre todo, el tiempo. Para la reflexión queda el posible uso de la realidad virtual como prisión ("rapto del yo") y, como el autor expresa en la contraportada, la literatura como la más antigua y acreditada forma de realidad virtual.
La novela está descatalogada. Aún puede encontrarse en lilbrerías de segunda mano a precios realmente bajos (a mí me costó 3 euros a finales de 2013) y, además, puede descargarse legalmente gratis desde el sitio web de José Antonio Millán. Francamente, merece la pena. Es excelente.

Montero, Rosa, Temblor, ed. Seix Barral, Barcelona, 1990.

Fue la propia autor, Rosa Montero, la que me habló de este libro cuando le pregunté si no escribiría más ciencia ficción. Me estaba firmando la edición en cómic de su novela Lágrimas en la lluvia, y me contestó que probablemente escribiera una segunda parte de este último y que ya había escrito ciencia ficción en su novela Temblor.
Ya leída, yo la englobaría más  bien en el género fantástico, y la emparentaría con La historia interminable, puesto que el mundo en el que se mueve los personajes está desapareciendo al llenarse de zonas de nada, una niebla que borra lo anterior. Agua Fría, la protagonista, intentará encontrar la razón de esta niebla borradora y frenarla. Para ello, deberá recorrer medio mundo en un viaje iniciático que cada vez la aleja más de la orden religiosa que gobierna la Tierra y en la que estaba a destinada a convertirse en un importante miembro. Agua Fría nos descubrirá un mundo que se desmorona ante la nada y la falta de nacimientos; una sociedad más o menos primitiva con una tecnología rudimentaria, ya que no sobrevivió apenas nada del Gran Desastre que asoló nuestra industria. Es, pues, un escenario postapocalíptico, típico de la CF. Pero poco más. El resto recuerda la ambientación fantástica en sus cuadros medievalistas de religión y superstición, ferias ambulantes, cabañas, mazmorras, cazarrecompensas y armas blancas. La protagonista, además, conoce la técnica de la hipnosis para sublevar a sus enemigos y defenderse de ellos. Su viaje de ida y vuelta se inicia con una etapa moribunda, decadente; y termina con una nueva época de esperanza. Las cosas cambian al cambiar la composición de la sociedad, su tiranía religiosa y su forma de recordar a los muertos.
En definitiva, yo creo que Rosa Montero quiso decir algo sobre la vida, la muerte, la religión, la educación, la igualdad, la libertad y el recuerdo; y ese mensaje profundo lo adereza con las peripecias de la protagonista. En parte logra su cometido; pero la ambición y la mezcla de filosofía con fantasía se quedan a medio camino. Ni el mensaje está claro ni las aventuras de Agua Fría arrebatan al lector. Con todo, es un relato en clave femenina que se lee con agrado y deja buen recuerdo.

Santos, Domingo (editor), Lo mejor de la ciencia ficción española, ed. Martínez Roca, Barcelona, 1982

Interesantísimo conjunto de 19 cuentos escritos entre 1967 y 1982, recopilados a principios de los ochenta por Domingo Santos, también escritor además de editor y que contribuye con un cuento propio. Inevitablemente, no todos los relatos están a la misma altura, pero destaca que se incluyan nombres como los de Eduardo Aute o José Luis Garci, conocidos por otras dedicaciones artísticas diferentes a la literatura.
1. No comerás, Álvarez Villar, Alfonso. Cuentecillo cómico sobre la extrañeza de unos astronautas terráqueos antre la costumbre cultural de no comer en un planeta en el que se considera una obscenidad hacerlo en público.
2. Balada por la luz perdida, Atienza, Juan G. Los raros niños nacidos en un pequeño pueblo gallego ahuyentan al médico que los vio nacer, sustituido por un inocente que no sabe dónde se mete... Escrito bajo la clara influencia de Lovecraft, el relato también participa de corrientes experimentales literarias de los setenta como la combinación de diversos elementos: cartas, fragmentos de libros, artículos de periódico, fichas médicas, carteles, autos de fe... Mucho collage: demasiado para una narración breve. Puede ocurrir que uno se pierda entre tanta diversidad informativa.
Otra edición
3. Morir de viejo, Aute, Luis Eduardo. Curioso poema sobre alguien que muere de viejo en vez de asesinado en un hiperarmamentístico Estados Unidos del futuro y la extrañeza que eso provoca en su nieto, Pepsi, y en el resto de sus familiares y la policía.
Como el cuento anterior, en este texto se utilizan recursos tomados de las vanguardias, alejados de lo clásico. Básicamente, juegos tipográficos: mayúsculas, disposiciones caligramáticas de palabras en diferentes versos; palabras compuestas (biopapás), extranjerismos y onomatopeyas. Es un texto curioso que hace lamentar que hoy sea casi impensable, o impensable sin más, combinar en una antología de CF textos poéticos y teatrales además de narrativos. La variedad se agradece.
4. Cuestión de oportunidades, Bermúdez Castillo, Gabriel. Para mí, el mejor relato de la antología y seguramente, uno de los mejores relatos de cualquier antología. Su argumento: el señor Mendoza, jugador con deudas, acude a una especie de agencia de trabajo temporal. Del trabajo solo sabrá la paga y las prohibiciones antes de embarcarse inmediatamente en él. Puede aparecer en cualquier planeta con cualquier tipo de cuerpo y realizando cualquier tarea. El protagonista va arriesgando cada vez más aceptando trabajos con mayor riesgo de perder la vida... Es un cuento magnífico que contiene en su interior el germen de otras historias: una diferente por cada trabajo que el señor Mendoza acepta. La capacidad imaginativa del autor es prodigiosa. Lo único que uno lamenta de este cuento es que no sea más largo. Solo por este relato merecería la pena adquirir esta antología.
Sodomáquina, C. Frabretti
5. El asfalto, Buiza, Carlos. Agobiante historia sobre cómo un hombre atrapado en asfalto caliente se va hundiendo lentamente sin que ninguna de las muchas personas que lo ven se molesten en rescatarlo. Domingo Santos lo llama "tremendo alegato sobre la insolidaridad humana". Parece ser un relato muy cononcido del que existe una adaptación audiovisual. Esta es del año 1966 para el programa Historias para no dormir, de Ibáñez Serrador, guionizado por él mismo (Luis Peñafiel es pseudónimo). Puede verse aquí (YouTube) o aquí (RTVE).
6. Sodomáquina, Frabretti, Carlo. No es una obra narrativa, sino dramática, una pieza teatral breve que fue representada en la primera Hispacon, en diciembre de 1969. Como decía al comentar el poema de Aute, gusta encontrar esta variedad de géneros literarios en una antología de CF. Esta obra combina críticas al totalitarismo con traslación de materia/energía y extraterrestres además de toques de humor y cierto jipismo (es del año de Woodstock). Es una de las pocas obras teatrales de ciencia ficción, como podemos leer en esta entrada del blog Literatura Prospectiva dedicada al tema. Se olvidan del maravilloso Plenipotencia, 1967, del argentino Emilio Rodrigué, que comenté en otro lugar.
Del blog de Augusto Uribe tomo la única imagen que he encontrado de la representación.
La Gioconda, L. da Vinci
7. La Gioconda está triste, Garci, José Luis. Existe una versión cinematográfica dirigida por Antonio Mercero en 1977 (puede verse en la web de RTVE) de este cuento escrito por otro director de cine. Es también muy de los setenta, con ese planteamiento de problema universal que debe resolver la humanidad en conjunto, en plan All togheter now. El tema es que, además de la Gioconda, todas las personas pierden la sonrisa, y solo la recuperarán poniéndose todos de acuerdo y actuando sincronizadamente. Es un relato interesante que al final añade notas correctivas de un profesor del futuro lejano, algo que no se incluyó en la película de Mercero y que es lo más "cienciaficcionístico" del cuento.
8. Herencia de sueños, Guera, María y Mengotti, Arturo. Cuando un humano regresa a la desolada Tierra, se encuentra con que han aparecido unos nuevos habitantes: los moradores de los cuadros. Resulta divertido ir adivinando de qué cuadro sale cada personaje, y la idea de los modelos cobrando vida es poderosa. Le habría venido bien algo más de suspense.
9. La ciudad cuyo nombre era Lluevemuertos, Lázaro, Enrique. Originalísimo relato planteado con una inteligencia poco habitual. En principio, trata de un personaje en busca de una ciudad inexistente de la que ha tenido noticias a través de un narrador que le habla en sueños. Baste leer esto para advertir el tono onírico del relato: Creyó que había alcanzado el punto de cita, pero pronto se desengañó ante la visible inexistencia del río Amm, que no solo no pasaba por allí, sino que la naturaleza desértica y opaca del paisaje expresaba a las claras cómo jamás pudo haber río alguno. Es uno de los mejores cuentos de la antología, una sorpresa. Domingo Santos lo compara a Lewis Carroll. Yo añadiría Borges y Lem. Cuando el editor escribió el prólogo en el ya lejano 1982 dijo que los cuentos de la serie Tierra Vaga esperaban un editor. Bueno, parece que 31 años más tarde lo encontraron. En la página de la web de la editorial Sportula puede comparse y leerse un cuento gratis.
10. Portal, Martínez, Sebastián. Esquemas y planteamientos clásicos para un relato de encuentro de la humanidad con vida inteligente en otro planeta. Toques de violencia y amor romántico.
11. La mancha, Plans, Juan José. Más de terror que de ciencia ficción, el argumento es simplísimo: una mancha viva, seguramente procedente del espacio, aposentada en una pared y que se extiende imparablemente. Al parecer, existe adaptación televisiva, pero no la he encontrado. Es un cuento de los que merecen llamarse clásicos por su efectividad con tan pocos elementos. Chapó.
12. Naufragio en Titán, Redal, Javier.  El título resume muy bien el contenido de este relato en el que un grupo de astronautas deberán enfrentarse al reto de sobrevivir a eso, un naufragio en Titán, satélite de Saturno, y todas las peripecias que sufren hasta llegar a la base.
13. Gaziyel, Romeo, Ignacio. Habitual tema en la CF del amor imposible entre un humano y un alienígena. Bello relato de pasión celosa, violenta y trágica
14. Terminal Masurai, Rosal del Castillo, Jaime. Tintes ciberpunk de hiperviolencia ("Estar armado es ser libre"), consumismo, publicidad y estado policial para esta narración sobre tráfico de drogas en un aeropuerto.
15. Nadie se fija en el barman, Saiz Cidoncha, Carlos. El diablo hace un pacto con Jerónimo el Marciano. Su resultado será que todos olvidan la película más taquillera de Hollywood. Todos menos el barman-narrador. Santos califica de "socarrón" el estilo del autor, lo cual es bastante acertado.
16. Gira, gira, Santos, Domingo. Exageradísima, hiperbólica parodia de los increíbles problemas de los incautos conductores que se atreven a meter su coche en Cosmópolis, donde no podrán hacer más que dar vueltas y vueltas sin hallar nunca aparcamiento. Pese a su exageración, yo creo que todo conductor se ha sentido alguna vez así en alguna ciudad o pueblo.
17. Un novicio para Su Grandeza, Torres Quesada, Ángel. Ambientación medievalista para un relato situado en una etapa postapocalíptica. El novicio Leser entrará al servicio de Koremi el Grande, considerado por algunos como tirano, el cual pretende restaurar la ciencia. Una historia muy bien narrada con sus toques de aprendizaje, aventura, amor, ambiciòn y política de la mano de un maestro del género, autor con cifras de récord. Según la web Tercera Fundación, es autor de 102 libros propios, 53 colaboraciones, 180 originales y ganador de 10 premios.
18. Litobio, Velasco, José Ignacio. De nuevo hallamos el recurrente tema del encuentro de los humanos con otros seres inteligentes en este cuentecillo cruel.
19. Camino, Vigil, Luis. Cortísimo relato sobre un accidentadísimo viaje. No puedo poner más porque me ocuparía más la opinión que el cuento. Mejor leerlo, como todos los demás.